A menudo se habla de la Navidad como la «fiesta del amor». En Navidad, la gente expresa su aprecio y amor por los demás con regalos. Pero, ¿por qué? ¿Qué tiene que ver la Navidad con el amor y, sobre todo, con el amor de Dios?
Junto con la Pascua y el Pentecostés, la Navidad es una de las fiestas cristianas más importantes, que nos recuerda lo que Dios ha hecho por nosotros, los seres humanos, por amor.
Setecientos años antes, Dios había anunciado por medio del profeta Miqueas que el Salvador prometido (Génesis 3:15) iba a nacer en Belén (Miqueas 5:2; Mateo 2:6). Dios cumplió su promesa tal como lo había prometido la noche en que Jesús nació. Dios eligió también a los testigos: los pastores, marginados y despreciados en aquella época, fueron los primeros que supieron del nacimiento de Jesús. Dios mismo les avisó por medio de un ángel: «Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor». (Lucas 2:11)
¡Qué privilegio y qué gran amor de Dios que les permitió oír primero esta buena noticia! Los pastores creyeron el mensaje del ángel, fueron y encontraron a Jesús.
Aunque Jesús nació como un bebé, era un ser humano especial, era el Hijo unigénito de Dios (Lucas 1:35). En Jesús, Dios se hizo hombre (Filipenses 2:6s); Jesús es «Dios con nosotros» (Mateo 1:23). Con su Hijo Jesús, Dios, el Padre del cielo, nos ha dado lo más precioso que podía darnos. Lo hizo por amor a nosotros, los hombres. La Navidad nos recuerda este gran regalo de Dios.
Pero el nacimiento de Jesús es sólo una pequeña parte de la historia que nos cuentan los evangelios. Dios envió a su Hijo para cumplir una misión: la misión de Jesús fue 1) mostrarnos quién es Dios y cómo es (Juan 1:18; Hebreos 1:1-4), 2) llamarnos al arrepentimiento, a abandonar una vida sin Dios y a vivir en comunión personal con Dios (Mateo 4:17), y 3) como sustituto nuestro para cargar sobre sí el castigo que merecemos por nuestra culpa al no obedecer los mandamientos de Dios (Isaías 53:5s; Juan 1:29). Por tanto, Jesús murió por nosotros en la cruz para reconciliarnos con Dios, de modo que podamos salvarnos sólo por la fe en él y no perdernos para siempre. Juan 3:16 resume brevemente el amor de Dios que lo impulsó a darnos el mayor regalo de amor en Jesús: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna».
Pero este regalo sólo nos beneficia si lo aceptamos. Juan 1:11-12 nos señala dos reacciones diferentes: «Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios». ¿Cómo reaccionará usted?
Le deseo una Feliz Navidad y mucha alegría en Jesús, ¡el regalo de Dios para nosotros!
Jürgen Schmidt
Encontrará una explicación detallada del Evangelio en nuestro folleto "El Evangelio - ¡El mejor mensaje de todos los tiempos!"
Encontrará una introducción al mensaje de la Biblia en nuestro folleto "La Biblia - El libro de los libros".