«Por eso, Israel, voy a actuar contra ti; y como voy a hacerlo, ¡prepárate, Israel, para encontrarte con tu Dios!» (Amos 4:2)

Israel vivía una época brillante de prosperidad material cuando Dios pronunció estas palabras a través del profeta Amós. Pero una mirada más allá revelaba una realidad diferente: la nación estaba en decadencia interna, había una gran injusticia social, la brecha entre ricos y pobres era cada vez mayor, la ley estaba siendo torcida, la corrupción, la mentira y el engaño eran endémicas, había desenfreno sexual y la religión se había convertido en un "culto descarriado" que pasaba completamente por alto lo que Dios realmente quería. En esta situación Dios habló a través de Amós, anunciando que no toleraría más el pecado, sino que enviaría juicio y castigaría el mal. El pueblo de Israel tendría un "encuentro con Dios", pero ¿estaría preparado para enfrentarse a Dios? - Por desgracia, la mayoría de los israelitas no estaban preparados cuando el juicio anunciado por Amós se hizo realidad por medio de los asirios en el año 722 a.C.

¿Y nosotros, hoy?

La exhortación "¡Prepárate para encontrarte con tu Dios!" no sólo se aplica al pueblo de Israel de entonces; ¡también se aplica a nosotros hoy! Algún día, todo ser humano tendrá que rendir cuentas de su vida ante su Creador. Todo ser humano tendrá su propio "encuentro con Dios", independientemente de que crea o no en la existencia de Dios. La cuestión crucial es si podrá mantenerse en pie ante Dios y cómo podrá hacerlo. Debido a que Dios sabe que, como pecadores no podemos permanecer de pie delante de Él y Él mismo, como Dios justo va a juzgar y debe castigarnos, Él envió a Su Hijo Jesús como Salvador.

»Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.» (Juan 3:16-18) Dios nos da el perdón de los pecados y una vida nueva por medio de Jesucristo: ¡éste es el maravilloso mensaje del Evangelio!

Deseo que llegue a conocer a Jesucristo como su Salvador y Señor y que esté preparado para encontrarse con su Creador con alegría.

Jürgen Schmidt

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